Hace
aproximadamente doscientos años, se inició en el mundo occidental
un proceso de lentas y profundas transformaciones, que modificaron
sustancialmente las estructuras económicas, sociales e ideológicas
y sentaron las bases materiales del mundo en el que hoy vivimos.
Recuerda
que escribimos el concepto Revolución Industrial entre comillas para
tener presente que no todos los historiadores llaman a este proceso
de esta forma. Esto significa que hay quienes están de acuerdo y
quienes no, estos últimos entienden que no fue una revolución
porque los cambios, si bien fueron profundos e importantes, fueron
lentos. Mientras que también critican el concepto de “industrial”
porque las transformaciones fueron más allá de la industria.
La fábrica sustituyó al taller del artesano, en la misma el obrero ya no participaba en todas las etapas de la producción sino solo en una parte del proceso . Esta nueva forma de organizar la producción - en la que las maquinas son las protagonistas - trajo un aumento significativo de la producción y una disminución de los costos ya que, al reducir el tiempo de producción se ahorraba mano de obra y por lo tanto el precio del producto bajaba, aumentando así su consumo.
Empresarios y obreros fueron los protagonistas de esta época. El empresario - típicamente capitalista respecto a sus inversiones y respecto a la búsqueda de mejores beneficios - se encontraba en lo mas alto de esta organización productiva. El empresario era el dueño de los medios de producción, contrataba a los obreros, supervisaba la producción y vendía el producto. En cuanto al obrero, el único nexo que tenía con el producto era la remuneración que percibía a través de su salario.