El primer encuentro entre dos civilizaciones que se desconocían entre sí
Entre
los siglos XV y XVI, el mundo experimentó cambios muy importantes.
La gran expansión ultramarina iniciada por Europa Occidental
extendió
las
fronteras que los europeos conocían hasta ese momento y les permitió
ampliar su idea sobre cómo era la forma de la Tierra.
“Dos
mundos” que se desconocían entre sí se encontrarían en este
entonces, ambos con culturas muy diferentes. Por un lado, los
europeos y por otro las civilizaciones y culturas del continente
americano. Como resultado de este encuentro un pequeño grupo de
españoles derrotaron a las más poderosas civilizaciones de América
– como la azteca y la inca – y también a poblaciones nativas
menos desarrolladas.
Pero
¿por
qué los españoles estaban interesados en estos territorios?
La conquista del nuevo continente fue motivada por la
Corona,
pero también por los
conquistadores
y por la
Iglesia.
La
motivación principal de la conquista fue sin duda económica, tanto
para comerciar especias, extraer metales preciosos, alimentos,
materias primas, el comercio de esclavos africanos, entre otros.
La
Iglesia, por su parte, justificó la conquista con la motivación de
extender el cristianismo en las nuevas zonas descubiertas: Por lo
tanto el Papa, otorgaba el permiso de tomar las nuevas tierras
con la obligación de imponer la nueva fe; ya desde el segundo viaje
de Cristóbal Colón viajarán sacerdotes.
Para
la monarquía española, expandirse en América será extender su
poder y convertirse en el Imperio más poderoso del mundo.
¡En
treinta años (1519-1550) lograron dominar un territorio de unos
24 millones de Km cuadrados!
Esta conquista que sorprende por su rapidez fue un proceso doloroso,
donde se calcula que tan sólo unos 15.000 hombres, un 0.2%
de la población española, logró dominar un continente de
aproximadamente 100 millones de personas. Pero ¿cómo fue posible?
¡Vamos a descubrirlo!
¿Cómo
era el conquistador español?
El
hombre que vino a tierras americanas, estaba
al servicio del Rey y de Dios,
pero a su vez tenía necesidad
de riquezas, prestigio y reconocimiento social.
Provenía de una Europa marcada por su rígida sociedad estamental,
donde quienes no poseían bienes y riquezas tenían muy pocas
posibilidades de modificar su situación social.
Era
un hombre experimentado, llevaba varios siglos de lucha contra los
musulmanes. Además estaba acostumbrado a enfrentarse y sobrevivir
con gente de costumbres y religiones diferentes. Era un hombre que
poseía una personalidad con rasgos medievales y renacentistas. Entre
los primeros se destaca el espíritu de cruzada; el combatir por su
fe y por su rey, convertir al infiel y conquistar nuevas tierras para
el cristianismo. Entre los segundos, sobresalen el afán de riqueza,
de fama, de poder, sed de aventuras y la sobrevaloración de su
propia persona. Poseía un fuerte individualismo, que lo llevó
muchas veces a ser cruel. No existía contradicción entre servir a
Dios y enriquecerse. La guerra era una profesión honorable. El
conquistador español perteneció a todas las clases sociales. En
esta aventura participaron segundones, pobres pastores, acostumbrados
a recorrer grandes distancias a pie, vagabundos, algún hidalgo,
jóvenes sin porvenir, que en vista de las fortunas espectaculares
que América ofrecía.
Características
de la conquista.
La
conquista fue una empresa realizada
por particulares pero controlada por la Corona española.
El particular, aspirante a conquistador, negociaba con la Corona la
empresa a realizar. Una vez logrado el acuerdo se
firmaban contratos llamados "capitulaciones",
documento legal otorgado por el Rey en el cual se señalaban los
derechos y obligaciones de ambas partes, así como las sanciones en
caso de incumplimiento.
• Derechos: Uno
de los derechos que obtenía el conquistador era explorar, ocupar y
colonizar la tierra y la décima parte de las riquezas obtenidas si
la empresa prosperaba. Se le otorgaba el título de Adelantado",
es decir, adelantar (conquistar) tierras para la Cristiandad.
• Obligaciones: Sus
obligaciones eran cubrir los gastos de la expedición, conseguir
armamento y caballos; reclutar la tropa y destinar la quinta parte
del botín para el Rey, llamado "el quinto real", fundar
puertos y tratar bien a los indios, procurando su conversión al
Cristianismo.
Algo poco
conocido de las huestes son las soldaderas españolas, mujeres, de la
misma extracción humilde que los Conquistadores, que buscaban
convertirse en señoras de las tierras conquistadas. Dada la escasez
de mujeres españolas existente en Indias, al principio sólo eran un
5%, pasando a ser en el siglo XVI aproximadamente un 20%; esto
facilitó las uniones libres entre hombres españoles y mujeres
indias, formándose una sociedad mestiza
Facilidades
de la conquista
Una
vez llegado al territorio acordado, la táctica militar consistía en
sorprender
al enemigo, obligándole a rendirse.
El ideal era conquistar sin tener que combatir, lo que raramente
ocurría. Los indios solían asustarse de los cañonazos, de los
caballos y de los arcabuzazos, pero difícilmente eludían el
combate, ya que defendían su libertad y su tierra.
Los
españoles buscaban batallas frontales, de tipo europeo, en las que
podían utilizar sus armas. Especialmente importante era combatir en
un terreno despejado, donde pudieran maniobrar los caballos.
A
partir de la conquista de México, los españoles emplearon la
fórmula de apoderarse del jefe enemigo, pues comprobaron que esto
desmoronaba la resistencia indígena. El procedimiento fue inútil en
regiones tribales regidas por cacicazgos.
Los
españoles también tenían a favor la creencias indígenas: los
aztecas e incas identificaron a los españoles con sus dioses por su
aspecto, ya que eran blancos, barbudos, tal como ellos representaban
a Quetzacoatl
(dios azteca) y
a Viracocha
(dios inca) cuyo
regreso era esperado por ambas culturas.
Además
la inferioridad numérica del conquistador fue compensada por el uso
del caballo, las armas de fuego, las armaduras y espadas de metal y
los perros “mata indios”.
Pero las
armas de fuego pronto demostraron su escasa utilidad en un ambiente
tan húmedo, que también provocaba la oxidación de las espadas.
Mucho
más útiles fueron los caballos y los perros
Los
indígenas en contraposición disponían de arcos y flechas, dardos
envenenados, lanzas, macanas
(mazas de madera dura con incrustaciones de piedra) protegían el
cuerpo con ropas acolchonadas de algodón, cascos y escudos, que no
servían ante las armas españolas.
Los
españoles trajeron enfermedades desconocidas en América,
como la viruela, tétanos, tuberculosis, gripe, lepra, sarampión,
peste bubónica, tifus, que diezmaron las poblaciones indígenas y se
consideran una de las causas más importantes de su exterminio.
Las
rivalidades
entre los propios indígenas
facilitaron el proceso de conquista territorial que habían realizado
las aztecas sometiendo a otros pueblos y las ambiciones personales
entre los incas.
Dificultades de la conquista
La
mayor parte de las expediciones de conquista acabaron en
desastre. Los supervivientes generalmente acababan sus días como
encomenderos o, los más afortunados, como funcionarios locales. Sí
consiguieron beneficios algún comerciante o prestamista, por lo
general asentado en España. Además, la Conquista se hizo
frecuentemente en condiciones de extrema penuria, escaseando los
pertrechos y alcanzando precios exorbitantes los pocos disponibles.
La carencia de bienes y productos básicos provocó la dependencia de
los Conquistadores de la metrópoli, lo que ayudó a su control y
fomentó su fidelidad hacia el rey. La mayoría de las veces las
expediciones hubieron de autoabastecerse, portando una piara de
cerdos o rapiñando entre las poblaciones indígenas.
Lo
único constante en las conquistas era el hambre y por lo
general no hizo ricos a los soldados a excepción de un reducido
grupo como fue el caso de los conquistadores de los imperios azteca
e inca.
Territorios conquistados
Sabemos
que conquistar es cuando un país domina otro territorio, somete
a la población por la fuerza, extrae de esa zona las riquezas que
posee, y le imponen su cultura. En los diferentes centros de
conquista cada uno fue el punto de partida para dominar otras zonas.
Las islas
de las Antillas y La
Española (actualmente
isla de República Dominicana y Haití) especialmente, fueron el
primer centro de conquista, donde por primera vez se relacionan los
españoles con los indígenas, y allí ensayarán las formas de
explotación de los recursos, formas de gobernar y colonizar que
aplicarán al resto del territorio americano.